De lo global a lo local
Cambiar el paradigma de creación – producción – consumo requiere de elementos disruptivos que brinden nuevos caminos para la transformación.
Conceptos como economía, innovación, fabricación, producción, etc., hacen referencia a una etapa de la humanidad que comenzó con la revolución industrial. La cual podríamos describir como tiempos de “bonanza”, donde una gran cantidad de objetos de consumo satisfacían desde las necesidades básicas de las personas, hasta las que satisfacía los niveles psicológicos y emocionales de las personas.
La forma en como han evolucionado los medios de producción, creación y consumo ha traído cambios profundos en la sociedad, en sus conductas, aspiraciones y necesidades. Sin lugar a dudas, algunas para bien y otras para mal.
Para visualizar el panorama actual, es necesario hacer una reflexión, tratar de identificar lo que ha sido adecuado para el desarrollo de la humanidad y las razones de ello, con lo que ha sido negativo y contraproducente.
Hagamos un ejercicio, imaginemos el pasado, situémonos en una etapa previa a la revolución industrial donde la cantidad y diversidad de productos que se podía adquirir era limitada, donde el acceso a bienes era complejo y costoso, haciendo necesario buscar la mayor durabilidad de aquello que se adquiría. Una época donde la mayoría de los productos venían de fabricación local y artesanal, donde el diseño de las piezas estaba enfocado principalmente en aspectos culturales locales, así como las necesidades del contexto y los materiales de la región.
Podemos imaginar que la diversidad no era algo a lo que estuviera acostumbrada la población de ese entonces, quizás solo las personas más ricas podían obtener artículos exóticos traídos de otras regiones, pero esos eran los casos más raros.
A partir de la revolución industrial eso comenzó a cambiar, el acceso a bienes económicos y diversos se fue acelerando, las personas empezaron a cubrir de mejor manera muchas de las necesidades que tenían y un mundo de bonanza se vislumbró, uno en el que aún vivimos. Y me quiero detener en este punto, para reflexionar lo siguiente, todos disfrutamos de esta bonanza y difícilmente renunciaríamos a ella, pero ¿a qué costo?
Hoy en día vivimos crisis sociales y ambientales debido a un sistema que crece y alimentamos día con día, el cual por un lado nos da un gran bienestar, pero compromete muchas cosas para el presente y futuro. Por ello, vale la pena preguntarnos ¿existirá un punto medio? Uno en el que no renunciemos a la posibilidad de tener diversidad de productos y facilidad de consumo sin afectar (tanto) a la sociedad y el medio ambiente, ¿existe la posibilidad de crear un sistema más justo y resiliente? Algunos creemos que sí, pero es importante considerar por un lado, cambiar el paradigma de la forma en que consumimos y por otro, la forma en que creamos y producimos, lo cual naturalmente nos llevaría a un sistema económico transformado.

Cambiar el paradigma de creación – producción – consumo requiere de elementos disruptivos que brinden nuevos caminos para la transformación. A través de la tecnología podemos visualizar algunos escenarios posibles. Dentro de los desarrollos con mayor crecimiento en los últimos años está la fabricación digital, la cual en resumen es llevar lo virtual (bits) a la realidad (átomos), dando forma a productos en la computadora y trasladarlos al mundo material a través de diversas máquinas de control numérico. Estas máquinas hoy en día permiten fabricar casi cualquier cosa, para muchos eso podrá sonar distante, sin embargo, es una realidad y el impacto que puede tener este concepto en los años por venir es enorme.
Un ejemplo de ello es el concepto de Fabcities, el cual plantea la siguiente pregunta ¿una ciudad podría para el año 2054 producir al menos el setenta por ciento de lo que consume? La tecnología actual nos deja ver que sería posible. Escenarios en los que a través de la fabricación digital pudiera existir un intercambio de productos, donde las ideas globales se fabricarían localmente y las ideas locales se volverían globales.
El proyecto de las Fabcities está abierto para que diversas ciudades del mundo participen, actualmente más de treinta alrededor del mundo están inscritas. Dentro de ellas encontramos a la ciudad de Puebla, siendo los principales promotores locales del proyecto, la Ibero Puebla y Fablab Puebla.
Para finalizar te dejo con la siguiente pregunta, ¿qué sucedería si una ciudad en vez de importar sus bienes de consumo los fabrica y distribuye de forma local ?
Te invito a reflexionar y a conocer más sobre este fascinante tema AQUÍ y sobre todo a sumarte para hacerlo realidad.