De la adicción automotriz a la caída de la economía
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La economía de Puebla ha tenido una dependencia importante del sector automotriz en los últimos 50 años. ¿ Sabes que eso nos pone en riesgo a todos lo poblanos?
A los alemanes les gusta comenzar pronto. El equipo que representaba a Puebla llegó desde las 7 de la mañana para abordar los últimos puntos. A las 8, con la precisión teutona de una Luger, se abrieron las puertas del enorme salón de fiestas del hotel en Santa Fe, mayormente oscuro en piso y paredes, flanqueado por una pantalla casi cinematográfica, se encontraba repleto con la delegación alemana.
Sentados en una ordenada mesa con forma de herradura estaban al menos 50 personas apoyados por grupos de asesores en gayola.
El líder negociador, que pertenecía a una empresa norteamericana, un experto, nos dio la bienvenida e indicó nuestros lugares, reservados en la esquina izquierda al final de la mesa.
Cinco lugares para los dos funcionarios federales que participábamos, dos funcionarios estatales y un negociador externo, que nunca abrió la boca…
Pasaron horas, se resolvieron dudas y peticiones. De nuestro lado se llevaba muy claro en qué ceder, en qué no; lo primordial era tomar una decisión pronto, pues el proceso se venía alargando porque los alemanes estaban coqueteando con otros estados para llevar la inversión.
A eso de las 6 de la tarde, con toda la flema, sin pedir opinión, nos informan los germanos de su satisfacción con la información y que irán al consejo a presentar los resultados para compararlos con otras opciones que consideraban interesantes.
El líder de la delegación poblana rompe el silencio: el gobierno de Puebla tiene una petición. Los alemanes nos devuelven la mirada con cara de “a ver, ternuritas ¿Qué se les ofrece?”. Suelta la bomba: lo acordado con ustedes, gentlemen, el Gobierno lo sostiene hasta el 30 de septiembre. Después estaremos en libertad de ofrecer el trato a otros fabricantes interesados.
La temperatura cayó seis grados convirtiendo al aire del salón en navajas de cristal. Con el rostro desencajado los representantes alemanes y el negociador no daban crédito a sus oídos. Balbucearon tratando de articular palabra. ¡Ustedes no pueden poner condiciones al consejo! ¡Es la máxima autoridad! Se escucha. Pues fíjese usted que ya pudimos, se responde. Como propulsados por un resorte, a la voz de “tenemos que hablar”, la delegación alemana se levantó de sus asientos, dejando a las cinco almas poblanas escuchando ecos en las enormidades del salón.
Más de una hora esperamos a la luz de una taza de café y con el Jesús en la boca, ¿el órdago era acertado? Competíamos contra San Luis y Querétaro por la instalación de la planta, la oferta a otras automotrices no estaba en firme, existían primeras exploraciones pero era más bulo que cierto. Casualmente, un par de declaraciones, dos o tres días antes acerca del interés de un par de automotrices por instalarse en Puebla generaron comentarios en la prensa, Información que tenían los alemanes, tan buenos para hacer la tarea. Volvió el equipo alemán con la cautela de quien mira un escualo nadando en la misma piscina. Nos despedimos con la cordialidad indispensable entre gente civilizada. En octubre se anunció la multimillonaria inversión.
Después de la negociación y puesta en marcha no se continuó con la diversificación de la economía. Puebla fue víctima de su propio éxito y esta adicción al sector automotriz nos va a jugar una mala pasada en el 2020.
En este momento la situación del país es frágil. A pesar de que el 2019 fue un gran año para nuestro principal socio comercial, México no creció. La tasa de empleo fue la peor desde la crisis del 2009, generando apenas 342 mil nuevas plazas, 658 mil menos que el mínimo necesario para el país.
Aunado a lo anterior, la pérdida de trabajos en el mes de diciembre es la peor en la historia reciente de México y la tendencia indica que empeorará. Las señales son ominosas.

La vulnerabilidad económica de Puebla por su dependencia del sector automotriz ya nos puso en aprietos antes. Durante la crisis en 2008, el impacto fue brutal. Antes de la construcción de la planta de Audi, más del 47 % de la producción manufacturera dependía de las empresas automotrices. No es casualidad que durante la crisis, mientras el sector secundario (manufacturas) del país caía alrededor del 5.2%, Puebla se desplomaba hasta el 19%. Esto con todo y el programa de salvamento ejecutado en su momento por el gobierno del presidente Calderón, del que Puebla fue un gran beneficiario.

El PIB total estatal fue un claro reflejo de lo que ocurrió en el sector manufacturero, motor de la economía poblana. Mientras el país cayó alrededor de 5.2%, Puebla se deslizó casi doble dígito.

En este primer semestre las cosas no pintan bien para la región Puebla – Tlaxcala. Además de un paro técnico a final de año y dos semanas de vacaciones en muchas empresas del sector, varias empresas TIER 1 del sector automotriz han anunciado a sus trabajadores hasta 18 días de paro técnico sólo en el primer semestre del 2020. Esto implica una caída del valor de la producción de 10%. Si extrapolamos los números del pasado, agregando el valor aproximado de la producción de la planta de Audi a la ecuación, solo tomando el dato de los paros técnicos, ceteris paribus, el PIB del sector secundario (manufacturero) caerá alrededor de 6.5%. Lo anterior arrastraría al producto interno bruto local a una caída aproximada del 3% en el semestre.
Y dijera un clásico: Nadie hace nada.
Los motores de la economía están apagados. No hay inversión pública, el sector de la construcción está detenido, hay poco apoyo a la innovación, el sector financiero está a la expectativa y lo único que se mueve es el sector exportador que en este momento avizora serios nubarrones para el 2020.
Son necesarias medidas urgentes y coordinadas entre los sectores productivos y públicos para mitigar la que se nos viene. Es indispensable acelerar la diversificación de la economía poblana para terminar con la dependencia al sector automotriz. Esto solo se puede hacer a través de innovación, investigación aplicada, inversión y nuevas tecnologías.
Es urgente el apoyo para la creación de nuevos productos y la reconversión de las empresas a nuevas líneas de producto. Ya lo dijo Cervantes en boca de Don Quijote: Es de hombre sabio guardar hoy para mañana y no arriesgar todos los huevos en una canasta.
La pérdida de empleos es estructural. Va a seguir. Es producto de la automatización y la inteligencia artificial. Es indispensable capacitar a la gente en nuevas tecnologías. De esta forma estaremos un paso adelante al salir de la curva. ¿En qué? Fabricación digital, Realidad mixta, 5G, I 4.0 e Internet de todo entre otras. Invertir en conocimiento que se puedan aplicar rápidamente.
Necesitamos impulsar ecosistemas locales de innovación que puedan generar bienestar desde las comunidades. El crecimiento del mercado interno y la recomposición de las cadenas productivas locales es mandatorio. De otra forma seguiremos dependiendo del exterior para todo.
Y finalmente es indispensable dejar de romper la canasta de los huevos. Generar confianza, evitar las persecuciones, invertir en innovación, buscar nuevos mercados…
Se vienen tiempos interesantes. Hay que ponerse al día. ¡Arranca Ya!
No importa que construyas, ni importa para qué.
Lo importante es que estés construyendo algo.
Adam Savage Manifiesto Maker