De la improvisación a la
innovación frugal
En la India se utiliza el término “Jugaad” para denominar aquella solución ingeniosa utilizando cosas disponibles o inservibles.
En tiempos de crisis económica, sin crecimiento y con recursos escasos, no se deben detener los esfuerzos por aprovechar las oportunidades que se presentan en el desarrollo tecnológico. Uno de los caminos posibles en medio de la austeridad es la llamada “innovación frugal”.
La naturaleza nos pone el ejemplo: lo que no cambia, se extingue. Como dice el viejo adagio: “siempre hay una forma mejor de hacer las cosas”. Negar estos pensamientos nos llevaría a la conclusión de que hubo formas de actuar que fueron perfectas desde la primera vez. La evolución de los seres vivos se basa en la generación de variaciones (taxones) por causas fortuitas o por efecto de radiación, las cuales son conservadas o eliminadas por selección natural, es decir, aquellas variaciones no convenientes para la supervivencia desaparecen de inmediato y persisten las que fueron convenientes. Una forma de describir esto es que la propia naturaleza está en una búsqueda constante de innovación.
Así que innovar es necesario para mejorar la eficiencia de lo que hacemos, e innovar implica buscar. Para buscar se requiere invertir recursos, monetarios o de tiempo (que a fin de cuentas el tiempo también es dinero). Cuando no hay recursos, la energía disponible solamente alcanza, en el mejor de los casos, para mantener el estado presente de cualquier sistema. Los casos en los que se logró una innovación importante y que aparentan no haber requerido inversión de recursos, deben observarse con más detenimiento porque de algún lado se tomó la energía requerida, pudo ser una pareja o familia abandonada, pudo ser un patrimonio inconscientemente descuidado. Pero de algo estemos seguros: no hay excepción en la ley de la conservación de la energía. Si se requirió energía, de algún lado llegó.
La humanidad tiene una vocación de transformar la naturaleza para vivir mejor. Queremos vivir más seguros, más sanos, menos hambrientos y con menos frío. Cuando estas urgencias son satisfechas, entonces inventamos mayores necesidades. Esto nos lleva a una situación en la que los recursos siempre son escasos. (Cuando)Si algún recurso dejara de ser escaso, las metas pasarían a ser mayores.
Para cambiar o buscar “nuevas formas de hacer”, es posible improvisar. Se puede utilizar un objeto cualquiera para sostener a otro, o para obstruir un flujo. Se puede trasladar un dispositivo ya existente, de un entorno a otro muy diferente. Se puede “parchar” o reconstruir burdamente una función con las piezas al alcance. Y a veces el resultado momentáneo puede ser llamativo o hasta impresionante.
En la India se utiliza el término “Jugaad” para denominar aquella solución ingeniosa utilizando cosas disponibles o inservibles. Ejemplos de Jugaad son: bancas amarradas encima de una motocicleta para poder transportar hasta a seis personas, una caja adaptada a una bicicleta para tener resguardo del sol, una banda rodeando el rin de la rueda de tracción de una motocicleta para hacer girar un generador eléctrico, etcétera.
Para muchos esto puede ser innovación. Hoy se propone que no se piense así. Las soluciones improvisadas pueden dejar de funcionar en cualquier momento. Cualquier cambio en el entorno puede generar incompatibilidad. Suelen ser funcionales únicamente para la situación actual. Y nada garantiza su durabilidad. Frecuentemente resulta difícil o imposible su reproducibilidad. No improvisemos.
Pero en esta reflexión, aún tenemos la inquietud de cómo innovar con recursos escasos. El adjetivo “frugal” significa “parco” o poco consumidor o poco demandante. Hay una corriente reciente llamada “Innovación frugal”. No solamente implica que requiere de pocos recursos al momento de investigar y diseñar, sino que los productos de esta innovación también son creados considerando la posibilidad de utilizarse en entornos de recursos muy escasos.
El conocimiento de quienes serán usuarios del producto innovador, es decir, sus circunstancias económicas, sus hábitos y su ambiente, son elementos imprescindibles cuando queremos hacer innovación frugal. Otros requisitos son la apertura para hacer equipo al innovar, la inclusión, la justa mediación de la estética y la usabilidad y la creatividad para lograr confiabilidad en ideas que en un principio fueron improvisaciones.
Como hemos dicho, innovar requiere recursos. Cuando estos son escasos, sigamos innovando con la consciencia de la frugalidad, tanto del proceso creativo como de la población de usuarios a los que estamos dirigiendo la innovación.