Por una economía de inclusión
Todos nosotros, día a día, en busca de resolver nuestras necesidades, participamos en la economía interactuando con el mercado, es decir, acudimos a un espacio -físico o virtual- que ofrece el servicio deseado y pagamos por este, si nos enfermamos acudimos a una farmacia a comprar medicina, si queremos alimentarnos vamos a un establecimiento por los insumos para preparar nuestra comida. En el modelo económico que vivimos, prima el principio de que, para satisfacer nuestras necesidades debemos pasar indiscutiblemente por el mercado, en otras palabras, resolvemos nuestras necesidades mediante una transacción económica; por eso se dice que vivimos en una economía de mercado.
Como lo menciona Coraggio (2013), cuando una economía es de mercado, la sociedad también lo es, es decir, la forma en como las personas que viven en dicha sociedad resuelven sus necesidades, obtienen su nivel de satisfacción y reproducen su vida, depende de cómo les va en el mercado. Si tienen éxito en su relación con el mercado -cuentan con los recursos económicos para interactuar en él- pueden reproducir adecuadamente su vida, pero si les va mal, son excluidos.
Cuando se habla de los excluidos del mercado, no se habla de un número menor. Según datos del Banco Mundial, poco menos de la mitad de la población mundial, 3400 millones de personas, no pueden satisfacer las necesidades básicas de alimentación, salud y vivienda. Esta población no participa del mercado, ya que no cuenta con los recursos para hacerlo, el mercado no los contempla.
La Economía Social Solidaria (ESS) se presenta como una propuesta para la inclusión de aquellos a quienes el mercado ha excluido por no ser rentables. Para comprender la ESS como una economía de la inclusión, es indispensable tener claro que esta propuesta se puede entender en dos dimensiones; la primera observada como modelo económico que detone un sistema económico, esta traducción la encontramos en Ecuador donde constitucionalmente se reconoce al modelo económico del país como social solidario; la segunda dimensión es la representada por prácticas concretas que se ejecutan en una economía que no necesariamente permean en el cambio de todo el modelo económico pero sí es el horizonte, hablamos de las cooperativas, las mutuales, los grupos autogestivos, monedas solidarias, etc.
Algunas prácticas de ESS hacia la inclusión de diversos sectores que no pueden, mediante las lógicas del mercado, beneficiarse de un servicio indispensable, son:
.- Cooperativas de producción: Conocidas también como cooperativas de trabajo asociado, son la organización de un grupo de personas que, en calidad de socios, de manera colectiva y bajo un capital social, se dedican a la producción de bienes y servicios para terceros, regulados por principios y valores de cooperación, solidaridad y de distribución equitativa de la riqueza. Este modelo de cooperativa permite, además de procesos de redistribución, resolver el acceso al empleo, es decir, la inclusión de personas que el mercado laboral ha excluido.
.- Cooperativas de vivienda: Modelo de cooperativa que, mediante la asociatividad, de propiedad colectiva, genera el acceso al servicio de vivienda u otros bienes inmuebles, adquiriendo el suelo para dichas viviendas y construyendo de manera organizada y colaborativa. Este modelo permite a personas que no pueden acceder al crédito bancario o a un fondo de vivienda por no ser derechohabientes, por su condición de empleo, puedan construir su vivienda de forma colaborativa.
.- Cooperativas de ahorro y crédito: Modelo de cooperativa que, mediante la organización colectiva, bajo principios de solidaridad, cooperación y propiedad colectiva, ofrece el servicio de ahorro y crédito para sus mismos socios, a través de condiciones más viables y favorables. Estas cooperativas son una alternativa para las personas que no tienen acceso de manera directa a las instituciones financieras de la banca tradicional, pues son excluidos por sus condiciones de solvencia.
.- Servicios mutuales. Es un modelo de cooperación sin ánimos de lucro que, mediante el financiamiento de los socios mutualistas con cuotas periódicas, ofrece un servicio específico a los socios, por ejemplo; seguros, servicio de salud, planes de jubilación, etc. Las mutuales son una respuesta a las condiciones de exclusión de personas que no pueden acceder de manera tradicional a un determinado servicio, por ejemplo, la asistencia médica, al no contar con el beneficio de seguridad social por sus condiciones de empleo o al no poder acceder al sistema privado por los altos costos.
Los anteriores ejemplos, son prácticas desde la ESS con miras al beneficio colectivo y sobre todo, a los que la economía tradicional desde sus lógicas de mercado, ha excluido. Es importante no olvidar que la economía se forma por instituciones, principios y prácticas; la articulación de estos elementos, la manera en que se construyen y se ejecutan, da lugar a una determinada economía y sociedad. Si se reconfiguran estos elementos desde la solidaridad, la inclusión y la defensa de la vida podemos aspirar a construir otra economía y otro tipo de sociedad.
BIBLIOGRAFÍA.
Coraggio, Luis.(2013). Economía Solidaria: Visión de José Luis Coraggio [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=eKRPZky1KUc.