Consumo en transformación
Mientras escribo estas líneas estoy conectada al decimoquinto encuentro virtual Foro Social Mundial de Economías Transformadoras (FSMET) Colombia, escuchando a expertas y expertos aportar a un tema fundamental y por demás pertinente frente al reto que tenemos como comunidad latinoamericana.
Lo que ha dejado la pandemia por el COVID-19 y el solicitado confinamiento, es una inmensa oportunidad para repensar la vida privada y pública. Sin duda hay cambios más o menos profundos, más o menos visibles, a nivel personal y también social.
Uno de los ámbitos que se ha visto profundamente alterado es nuestra forma de consumo. En unas pocas semanas la mayor parte de nuestras actividades se empezó a hacer desde la virtualidad, excluyendo a aquellos que no cuentan con esta posibilidad, ya que, si bien en nuestro país se ha avanzado en los últimos años en cuanto a la cobertura, disponibilidad y consecuente acceso a internet, hoy más que nunca, las políticas públicas deben atender a resolver las causas particulares de la brecha existente como pueden ser falta de habilidades o capacidades digitales por parte de los usuarios, la imposibilidad de hacerse de un equipo para acceder a internet y la incapacidad para costear el servicio.

Regresando a mirar estos acelerados cambios a los cuales hemos quedado sujetos en términos de consumo, cabe hacer dos reflexiones: la primera, sobre la manera como aprovechamos las condiciones actuales para repensar la forma en la cual consumimos, llevar a la reflexión lo que consumimos, los lugares en los que consumimos, la frecuencia con la que consumimos y las necesidades que satisfacemos al consumir. Hacer este ejercicio puede llevarnos a una mayor responsabilidad y consciencia traducida en beneficio no solo personal sino colectivo. Transformarnos como consumidores. La segunda, es para quienes tienen o dirigen un negocio o empresa y se relaciona con los cambios que ha experimentado el consumidor, pues los clientes no son los mismos antes y después de la pandemia. Conocer nuevamente a los clientes permitirá hacer los ajustes adecuados en la gestión para adaptarse a esta nueva realidad. Transformar las formas de hacer llegar los productos o servicios a los clientes.
El común denominador en los dos escenarios planteados es la incertidumbre, en el primer caso no sabemos hasta cuándo nuestras actividades estarán sujetas a la virtualidad y tampoco hay muchas claridades de cómo será todo al volver a las actividades presenciales, cuánto tiempo más y de qué formas se verá alterada nuestra forma de consumo. Por otro lado, las prioridades de los consumidores se han modificado y se seguirán modificando según circunstancias particulares. El mundo se reconfigura y esto demanda cambios en los modelos de negocio. Lo que es un hecho es que nada volverá a ser igual a como era antes de marzo.
Es completamente natural que, frente a la incertidumbre, aparezcan emociones desagradables como la ansiedad y el temor. Esta situación puede conducirnos a un estado de parálisis, de resistencia al cambio. No todas las personas contamos con los mismos recursos o capacidades para enfrentar adversidades, por lo tanto, conocer herramientas que nos ayuden o favorezcan estas transiciones es importante.
El cambio es ineludible y se puede seguir “provocando” en términos de consumo, aprovechar esta situación para extraer los mayores beneficios es, cuando menos, deseable.
En todo proceso de cambio se presenta una brecha que separa la situación actual de la deseada, a la que queremos llegar. Esta brecha es un campo de fuerzas en el cual luchan entre sí obstáculos, resistencias, creencias, deseos, necesidades, motivaciones, emociones y aquello que nos impide llegar a donde deseamos o a donde podríamos estar. Kurt Lewin explicó que la lucha se da entre fuerzas impulsoras o positivas, aquellas que nos motivan al cambio y fuerzas represoras o negativas, que nos mantienen en el status quo o en nuestra zona de confort, impidiendo que el cambio se produzca.
El análisis de Campo de Fuerzas es una herramienta para trabajar la resistencia al cambio. Se trata de identificar las fuerzas positivas o impulsoras y las fuerzas negativas o represoras del cambio. La herramienta también ayuda a encontrar los factores internos y externos que pueden apoyar el cambio y a contrarrestar aquellos que lo reprimen, de esta manera podrás ver con mayor claridad qué nos puede estar influyendo para generar acciones que refuercen los aspectos positivos y eliminen o disminuyan los negativos.
Si la incertidumbre ha provocado en ti una resistencia al cambio en términos personales u organizacionales, emplea esta herramienta para tomar recursos que te permitan dar el paso.