Tecnólogos y Tecnólogas
naturales
Estudios recientes han demostrado que las diferentes reacciones de la mente de ambos géneros, no se deben exclusivamente a razones culturales .
Quien escribe este artículo es un varón, ¿qué puedo decir acerca de la mujer en el ámbito de la generación de tecnología y de la Innovación? Pues diré lo que pienso y nada más. Las mujeres no necesitan que venga un varón a decir que son de tal o cual manera, eso sería insultante, ¿desde cuál palestra o autoridad me atrevería
a emitir un juicio? De ninguna manera. El asunto es difícil para mí porque ni siquiera sé cuáles son los términos correctos para referirme al ser humano en sus versiones masculina y femenina. Si el hombre es la especie, entonces no debo utilizar la palabra “hombre” para referirme a un hombre de género masculino. Así que utilizaré la palabra “varón”. (Así con “v de vaca” para que no se piense en un título nobiliario). Los cerebros del varón y de la mujer son similares, pero no idénticos.
Estudios recientes han demostrado que las diferentes reacciones de la mente de ambos géneros, no se deben exclusivamente a razones culturales. El investigador Tick Ngun publicó en la Biblioteca nacional de Medicina de los Estados Unidos, los resultados de un extenso estudio que realizó en 2012 con sus colegas, acerca de las diferencias anatómicas y bioquímicas de los cerebros masculino y femenino. Lo que resulta notable es que sí hay diferencias considerables.
Menciono solamente algunas de estas diferencias científicamente comprobadas: Una zona del cerebro llamada “núcleo dimórfico del área preóptica” que influye en el comportamiento sexual, es 2.6 veces más grande en el cerebro masculino. Otra zona llamada “núcleo periventricular anteroventral” que también influye en comportamiento sexual y en el acondicionamiento del cuerpo para la reproducción, es 2.2 veces más grande en el cerebro femenino.

Una sustancia producida en el cerebro llamada “Vasopresina”, relacionada con el comportamiento social y la agresión se encuentra en menor concentración en el cerebro femenino. Una serie de sustancias y las correspondientes células sensibles a ellas, se denominan “sistema colinérgico” y está relacionado con la moderación de la actividad cerebral y el ciclo sueño-vigilia. El cerebro masculino es más sensible a los estímulos
colinérgico.
Por otra parte, un proceso de innovación requiere de ciertas habilidades para lograr consolidar sus frutos. Entre estas habilidades están la curiosidad, la creatividad, el pensamiento crítico, el compromiso, el valor y la agilidad de pensamiento. Simon Cocking, editor de Irish Tech News lo expresa con un modelo de seis palabras en inglés, que comienzan con la letra “i”: Identify, Ignite, Investigate, Invest, Implement e Improve. En español el modelo de las seis íes queda así: Identifica oportunidades, Lanza ideas, Investiga experimentando, Invierte en nuevas formas de negocio, Implementa una idea y Continúa mejorándola. Y cuidado aquí, que para la mente femenina, no hay ninguna limitante en lucir estas habilidades y varias de ellas se le pueden facilitar más que a la mente masculina.

Aceptando que existen diferencias neuroanatómicas y bioquímicas entre los cerebros masculino y femenino, debemos también aceptar que ciertas funciones en el ámbito de las innovaciones tecnológicas, las realice mejor uno u otro cerebro. Esto no significa que haya muchos casos de varones realizando funciones más aptas para una mente femenina y que lo hagan bien, o que existan mujeres realizando funciones más aptas para mentes masculinas y que lo hagan bien, o mejor, o excelentemente bien. Aquí solamente se han mencionado generalizaciones.
Pero sí se antoja una comunidad en donde se evalúe a una persona por su desempeño y sus resultados antes de por su género. Pero cuidado, olvidar el género puede resultar injusto para cualquiera de los dos bandos. Un mismo
resultado valdría lo mismo bajo un modelo totalmente materialista y utilitario, no queremos eso.
Un resultado puede reconocerse como un logro mayor cuando quien lo logró estuvo al mismo tiempo con gran estrés por proveer la manutención de una familia en soledad, o con deudas, o estuvo a cargo de un bebé, o bajo acoso. Tal vez el resultado tangible es el mismo, pero el valor que la comunidad le otorga a la persona no es el mismo.
Cada persona, masculina o femenina, con nuestro talento y nuestro compromiso, construimos la innovación que a fin de cuentas puede llevarnos a mejorar el nivel de vida de nuestra comunidad.