Generación de valor como estrategia de negocio femenino
” Las brechas entre hombres y mujeres se comienzan a cerrar, los límites y concepciones del pasado parecen ser borrados de forma lenta pero continua”.
El mundo ha cambiado más en los últimos 30 años que en los últimos 200, esta es una poderosa afirmación que quizá pueda sonar trillada o repetitiva, pero es evidente que la manera en que la economía se comporta, las empresas operan y la sociedad consume, han sufrido cambios radicales y con esto nuevos paradigmas se han establecido. Hoy hablamos de las mega tendencias, aquellas que nos plantean escenarios reveladores como, por ejemplo, el súper consumidor (aquel con el poder de comprar 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año), comida a la medida, economía molecular, regulación adaptativa, la industria 4.0 o el rediseño del pensamiento que nos plantea la idea de generar propuestas, simples, relevantes y atractivas. Hoy no podemos hablar más de fórmulas secretas, o de procesos o estrategias que durarán para siempre, de productos dirigidos a mercados masivos, mucho menos podemos hablar de un trabajo seguro.
Así, el emprendimiento ha tomado relevancia, las personas no nos comportamos igual que hace 50 años, atrás quedaron los días de los baby boomers cuando la respuesta parecía estar en ingresar a una mega corporación, hacer carrera y esperar que estos gigantes de la industria denominados empresas elefante dominaran el mundo comercial. Actualmente presenciamos escenarios en los que las empresas se hacen más livianas y esbeltas para sobrevivir, sus estructuras son más adaptadas al cambio y esto siembra a los futuros profesionales la semilla de crear algo nuevo, de generar su propio ingreso y trabajo y de tirar viejos paradigmas de género, o de cualquier otra índole, tan solo hoy se habla de que un 19% de los nuevos emprendimientos formales son dirigidos por mujeres y cerca de un 51% de los emprendimientos informales corresponden también a ellas.
Esto nos indica que las brechas se comienzan a cerrar que los límites y concepciones del pasado parecen ser borrados de forma lenta pero continua. Sin embargo no todo es optimista, y es que así como hablamos de grandes corporaciones denominadas elefantes, grandes y fuertes pero que pueden ser pesadas y poco adaptables al cambio, una micro o pequeña empresa es denominada empresa ratón, la cual si bien es rápida y adaptable es sumamente vulnerable ante cualquier cambio o acción causada por los Stakeholders o grupos de interés, lo que nos lleva a pensar que si queremos que nuestras emprendedoras mexicanas consigan el éxito, es fundamental trabajar individualmente en un modelo de negocio sostenible, adaptable y funcional con una estrategia adaptativa, lo cual es primordial sin importar el tipo de emprendedor, su género o su condición económica inicial.
Debemos transformar estas empresas ratón en lo que denominamos empresas liebre o gacela, es decir, una estructura organizacional con más poder, y más resistente ante los cambios o acciones de los grupos de interés, capaz de verse grande en situaciones de expansión de mercado y esbelta a la hora de ejecutar estrategias de contención, y para lograrlo, todo debe reducirse a la estrategia, entendida como el conjunto de acciones a seguir para lograr los objetivos de la organización o en este caso emprendimiento, esta estrategia debe tener una promesa de valor distinta al resto, ya que actualmente no se habla de vender productos sino de brindar experiencias.
Las empresas que ganan participación de mercado generan valor en sus clientes y buscan la fidelización de sus usuarios, lo que supone un arduo trabajo estratégico. Por tal motivo, las directoras de empresa, nuestras mujeres emprendedoras, deben asumir la responsabilidad de conocer a sus clientes reales y potenciales para no caer en un enfoque de producto o hacia a dentro que genere miopía; en su lugar deben practicar un enfoque orientado al cliente en el que el principal objetivo es conectar con las necesidades, sentimientos y emociones de los consumidores para generar deseo y, por consiguiente, demanda.

El principal desafío en los negocios del siglo XXI es la adaptación al cambio, cada vez existen más competidores actuales y potenciales, productos sustitutos o la amenaza de entrada de nuevos actores que puedan condicionar el mercado, de modo que la participación de mercado se reparte y se vuelve más complicado obtener una porción del pastel, lo cual necesariamente invita a la innovación, al desarrollo de nuevas ideas y propuestas que hagan más fácil el consumo, que generen soluciones integrales y de alto valor para los usuarios.
Ya lo decía Einstein, “No esperes resultados diferentes si continúas haciendo lo mismo”, por lo que un error catastrófico en la persona a cargo de las decisiones de la empresa sería ignorar o no estar atento al entorno o a las tendencias que se presentan.
Otro punto importante es la congruencia de marca, en la actualidad el intangible más valioso es la confianza, es decir, no sólo parecer bueno sino serlo, y esto es fundamental en marketing, pues las marcas son una propuesta a los usuarios de modo que aquello que la empresa representa es exactamente lo que debe comunicar; de otra forma se genera una opinión negativa o de confusión. Un catalizador del éxito de los emprendimientos de mujeres es velar por la integridad de la marca, cuidar en todo momento que las acciones hechas en su nombre sean congruentes y estén alineadas con la propuesta de valor del modelo de negocio y a la filosofía integrada en el corazón ideológico de la empresa. De modo que el trabajo de branding y de posicionamiento son una constante en el actuar de cualquier empresa o emprendimiento por venir, ya que es tarea imperativa mantener una imagen y una propuesta alineada a las expectativas de los clientes.
El mundo está cambiando más rápido de lo que creemos, y debemos estar muy agradecidos porque la brecha entre hombres y mujeres en cuanto a oportunidades de emprendimiento están reduciéndose, pero no debemos conformarnos con eso, se debe generar ideas de negocio sostenibles y guiadas por una estrategia centrada en el valor agregado que la haga difícil de igualar por la competencia y que, sobre todo, conecte con los usuarios y clientes. Eso hace cada vez más determinante que la innovación sea el combustible para la permanencia y el desarrollo empresarial; así, una estrategia de mercado es el mejor aliado en una organización moderna ya que su visión y disposición serán claves para generar valor en lo que en las mega tendencias del siglo XXI se llama súper consumidor: un consumidor más consiente pero también más exigente.
