Impulsar la inclusión y la diversidad
Doy un sorbo a la infusión que me preparé, receta extraída de un manual de autocuidado compartido a través de WhatsApp en un grupo de amigas que, a la distancia, nos acompañamos en estos momentos de confinamiento. Debo confesar que me ha costado trabajo empezar a escribir. Pensar en la diversidad y en la inclusión en medio del confinamiento extendido por la pandemia que en nuestro país ha cobrado la vida de cerca de 10,000 personas, y a días de habernos enterado del brutal acto racial por el cual perdió la vida George Floyd, me ha hecho cuestionar qué sigue cuando regresemos a “la nueva normalidad”. Al empezar esto tenía un especial entusiasmo acerca de que la situación nos transformaría o, cuando menos, se tuvieran intenciones de impulsar cambios importantes al volver.
Los días de confinamiento han hecho serpentear mis emociones como pocas experiencias en mi vida. Me he enfrentado a estados tan cambiantes que se ha vuelto el mejor espacio de entrenamiento para lo estudiado y leído por años sobre coaching y desarrollo humano. He de compartir que paso del optimismo más vigorizante a un golpe de realidad cuando pienso en mis privilegios y lo que mi experiencia representa en un contexto donde la pobreza sigue siendo el tema pendiente.
Algunas preguntas vienen a mi mente: en un país tan diverso, ¿qué tan incluyentes somos?, en un mundo, absolutamente diverso, ¿qué tan incluyentes somos?
Observando la realidad, falta camino por recorrer, tal vez mucho, mi ánimo puede caer en picada cuando leo que en México ocho de cada diez personas han sido víctimas de discriminación por género, color de piel, vestimenta o apariencia física, entre otras. (Rodríguez, 2017)
Sin embargo, las crisis se presentan para ser aprovechadas. La situación resultante de la pandemia ha permitido visibilizar una serie de temas pendientes que sería imperativo retomar en esta nombrada “nueva realidad”.

¿Qué queremos construir cuando volvamos a “la nueva normalidad” ?, ¿a qué estamos dispuestas y dispuestos para hacer del regreso un mejor entorno?, ¿cómo aprovechar la riqueza de la diversidad que nos caracteriza, pero, de cierta forma y en muchos contextos, ha quedado invisibilizada?, ¿cómo devolverle el valor a lo distinto, a lo auténtico?, ¿cómo favorecer la inclusión en la práctica y no solo quedarse a nivel de discurso, hablando sobre diversidad?
Deloitte en 2017 señalaba que diversidad sin inclusión no es suficiente y que la fórmula diversidad + inclusión = mejores resultados de negocios.
En este sentido, y en el contexto de las empresas ordinarias, existe una iniciativa que tiene como objetivo crear un movimiento que genere una transformación social sobre temas de Diversidad e Inclusión en México, a través de:
- la organización de los foros anuales Incluye,
- entrenamientos cross- organizacionales,
- benchmark que permite conocer el estado actual de D&I de las empresas participantes
- compartir y promover mejores prácticas en la materia.
Hasta el momento, la iniciativa integra a 30 organizaciones e impacta alrededor de 175,000 personas.
El panorama invita a tomar acciones más comprometidas con la D&I… con las personas. La Unión Europea en 2012 definió las innovaciones sociales como “las nuevas ideas, instituciones o formas de trabajar, que satisfagan las necesidades sociales de manera más eficaz que los métodos existentes” (Hernández-Ascanio, et al., 2016)
Las empresas de economía social se presentan como palanca de diversidad e inclusión pues sus bases fundacionales se fincan en principios que priorizan al ser humano y la generación de valor social por encima de resultados económicos o financieros. Se recompone mi ánimo.

La pandemia ha venido a mostrar que las cosas pueden y deben ser hechas de manera diferente. Pensar modelos empresariales más diversos, integradores, que aprovechen los diferentes talentos de las personas sin prejuicios, creyendo en el potencial de todas y todos, apostando por la educación continua, haciendo espacios para aprovechar una mentalidad más abierta y flexible, permite generar empresas más competitivas que responden mejor a una variedad de mercados y de realidades.
Todas las iniciativas caben, todo tiene un sitio. Ya sea que las empresas ordinarias generen iniciativas que promueven la D&I, o bien, sigan naciendo y consolidándose empresas de economía social que desde su génesis la contemplan, el futuro parece prometedor si nos comprometemos todas y todos con la promoción de los valores y principios que ponen en el centro a las personas.
Descanso. Si bien hay un largo camino por recorrer y una enorme brecha que reducir, encuentro una idea que le suma a mi esperanza:
“La construcción de una nueva civilización… es un proceso molecular. No es el resultado de grandes movimientos y organizaciones de masas, sino de una multitud de iniciativas protagonizadas por personas, integradas en familias, comunidades y pequeñas asociaciones…” Luis Razeto
Tú, ¿de qué manera te vas a comprometer?
Bibliografía
Bourke, J. & Dillion, B., 2018. La revolución de la diversidad y la inclusión. Ocho verdades poderosas.. Deloitte Review, Issue 22, pp. 82-95.
Hernández-Ascanio, J., Tirado-Valencia, P. & Ariza-Montes, A., 2016. El concepto de innovación social: ámbitos, definiciones y alcances teóricos. CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, Issue 88, pp. 164-199.
Rodríguez, I., 2017. “Diversidad e inclusión” tienen impacto positivo en las empresas. La Jornada, 18 octubre.