Consumo en un mundo cambiante
“Consumo”, una palabra que engloba aspectos relevantes para el funcionamiento contemporáneo de nuestro mundo, influye tanto en dinámicas sociales, comerciales e incluso políticas. Tal es su importancia, que los cambios que puede sufrir detonan la transformación de regiones completas.
No es ningún secreto, el consumo es fundamental para el sistema económico mundial, y la manera en como este se concibe o percibe, afecta notablemente su desarrollo e impacto. En economía, el consumo se define como la acción de utilizar o gastar algún producto o servicio con el fin de satisfacer las necesidades humanas, eso hace evidente lo fundamental que es para la subsistencia de las personas y de las estructuras sociales formadas en el modelo económico actual.
Cuando el consumo se ve afectado, todo comienza a resentirlo, hoy en día, vivimos un ejemplo muy claro, a raíz a la emergencia sanitaria por COVID-19. Un virus causante de una pandemia que al día que escribo este artículo nos ha tenido más de noventa días en cuarentena, miles de muertos y un debilitamiento constante de la economía. La pandemia, ha paralizado estructuras completas y nos ha demostrado la fragilidad del sistema, la drástica disminución de actividad y por ende del consumo, afecta de manera profunda aspectos económicos y sociales que en algunos casos podría tomar años recuperar.
La crisis no debemos entenderla únicamente como números, tenemos que ver cómo las personas se verán afectadas, la falta de empleos, pobreza y precariedad a la que se puede llegar.
Bajo esta perspectiva es necesario preguntarnos ¿Qué debemos hacer para contrarrestarlo? ¿El sistema actual es el adecuado?
Considero que esta crisis es una oportunidad para comenzar a generar formas más sostenibles y resilientes en la actividad de desarrollo y consumo, tanto de bienes como de servicios. Podría parecer para muchos una locura, sin embargo, la tecnología actual nos da las herramientas para generar nuevos modelos, viables y con la flexibilidad necesaria para adecuarse a las circunstancias.
Para ello visualizo cuatro puntos clave, el primero, es el consumo y producción local con ideas globales, con esto me refiero a fortalecer las redes económicas locales moviendo el dinero dentro de las comunidades y a su vez, moviendo las ideas y la capacidad de producción dentro de las mismas. Para que esto sea posible es necesario aprovechar el potencial creativo que tienen, empoderándolas con las herramientas que posibiliten la creación local de productos de calidad, así como la apertura e importación de ideas y soluciones globales para ser aplicadas regionalmente. Esto posibilita el mantener la diversidad de productos y beneficiar el comercio local. Puedo asegurar que no es descabellado, gracias a la tecnología en fabricación digital y las redes creativas que se han conformado globalmente en torno a ella se abren oportunidades de fabricar localmente productos de distintos niveles de complejidad, siendo esto una forma de mantener activa la economía particular y satisfacer las necesidades de las personas sin depender de sistemas más extensos que han demostrado su fragilidad.

El segundo punto son las herramientas y la información que empoderan, hoy tenemos al alcance de nuestras manos una gran cantidad de información que nos permite desarrollar nuevas habilidades, productos y servicios, abriendo un abanico de posibilidades para un gran número de personas, el contenido existe, el reto ahora es llevar los medios a todos los rincones del país para cerrar la brecha digital.
Cuando tenemos consumo y creación local junto con herramientas e información que empoderan, podemos ir al tercer punto que es la renovación del tejido social. Cuando la gente comienza a generar redes de consumo / fabricación y de conocimiento locales, existen altas probabilidades de que nuevas dinámicas que benefician y construyen en pro de la comunidad comiencen a aparecer tales como emprendimientos, grupos de interés, procesos de enseñanza y aprendizaje, por mencionar algunos.
El tercer punto es el cambio de paradigmas del consumo, estar abiertos a probar productos locales, que no por ello deban ser de mala calidad y de baja complejidad. A lo mejor al inicio no se tengan los productos más complejos, sin embargo, con el tiempo el desarrollo y mejora se vuelven exponenciales, el consumir local es abrir oportunidades y propiciar el desarrollo de la comunidad.
No me queda duda que nuevos modelos pueden ser generados y aplicados, la tecnología, cada vez es más accesible para muchos, lo puede hacer posible, es cuestión de tomar la decisión, comenzar a probar y visualizar nuevas opciones; un mundo más resiliente con un consumo responsable es posible.